“Ninguna
de las promesas que Yavé había hecho a la casa de Israel quedó en el olvido:
todo se realizó.” Jos 21, 45
Jesús,
primero hice la oración, como siempre, después busqué la imagen. La encontré ilustrando un texto escrito por Alex Blackwell, a quien
no conozco pero que es el afortunado padre de una adolescente. Me gustó. Se llama: “El poder de una promesa cumplida”. En él narra cómo cumplió dos
promesas hechas a su hija: leer un libro y asistir a la premier de media noche de la película cuyo libro leyó. Para él, nada de eso fue sencillo, pero los lazos que creó gracias a ello fueron invaluables. Blackwell, a
partir de su experiencia, asegura que “una promesa cumplida es confianza que
adquiere vida. Una promesa que se cumple es más ponderosa que una buena intención,
un pensamiento o cualquier comodidad material. Una promesa cumplida le dice a
la otra persona que es valiosa, respetada y amada.”
Gracias
Dios mío por las promesas hechas y cumplidas. Gracias por manifestarte y dar a
conocer tu voluntad. Gracias por tu presencia, por estar a nuestro lado, por
brindarnos luz en momentos de obscuridad, por brindarnos la capacidad de
suspirar un beso de paz, por darnos lo que necesitamos, y por nunca negarte a
buscarnos cuando estamos lejos, perdidos y heridos. Por no dejarnos en el olvido
y ser Tú quien siempre da el primer paso. Gracias por no juzgarnos antes de
comprender. Gracias por escuchar y comprender. Gracias por darle vida a nuestra confianza. En fin, gracias mi dulce Bien,
mi amado Rey, mi Escudo, mi Amor, mi Fuerza, mi Roca y mi Cielo. Gracias y
bendito sea Tu Nombre, bendito sea Tu Reino, y bendita sea Tu Gloria. Te amo.
Foto tomada del texto de Alex Blackwell, "The Power of a Promise Kept": http://www.thebridgemaker.com/the-power-of-a-promise-kept/