Jesús,
enséñanos a decir la verdad. Enséñanos a no jurar por jurar, a cumplir con
nuestra palabra, que, si bien lo vemos, al ser tus hijos, es tuya también.
Enséñanos a decir “no”. A comprender que no tenemos que asegurar que cumpliremos
lo que simplemente no tenemos la intención de cumplir. Enséñanos a hablar de
frente, con la verdad. A no creer que ser condescendientes es ser “bueno”. La
bondad va de la mano de la verdad y la belleza. No puede darse ninguna si no
están presentes las otras. De modo que, si hemos de hacer un acuerdo, danos la
capacidad de cumplirlo. Y si no podemos cumplirlo, danos la capacidad de
decirlo de frente, con nuestra mirada en los ojos de aquella persona a la que le
hemos fallado, y con un “lo siento” en nuestros labios. Ayúdanos a “sentir” el
daño que hacemos, el dolor que provocamos, cuando no somos capaces de cumplir
con nuestra palabra. Y danos el valor de enfrentarnos a la verdad: “te hemos
fallado y hemos perdido el honor.” Permítenos aprender de ese error y nunca más
ver hacia el suelo, hacia el otro lado, o peor aún, culpar a aquel a quien le
hemos fallado. No nos permitas intentar justificar nuestra negativa a cumplir, con los defectos
o limitaciones de otros, o con la falta de tiempo, exceso de trabajo, en fin,
hay tantas maneras de lavarse las manos. Mejor cuida nuestras palabras y no nos
permitas decir que haremos lo que no tenemos la capacidad de hacer. Enséñanos a
decir “no”. Ser Santo no es “ser bueno” siendo "falso". Ser santo es ser auténtico, mostrar integridad, hablar y actuar con
la verdad. Esto incluye la posibilidad del error, pero quien es responsable de
sí, asume el error y lo corrige. De modo que danos esta capacidad de santidad.
Nadie como tú ha sabido honrar tu Palabra. Bendito eres y bendito es tu actuar.
Te amo.
Foto tomada de “Affirming vs. Swearing Oaths in
Court”: https://www.thoughtco.com/affirming-vs-swearing-oaths-in-court-250184
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