“Josué levantó entonces en el monte Ebal un altar
en honor a Yavé, el Dios de Israel. Era un altar de piedras naturales que no
habían sido talladas por el hierro… […] Josué escribió allí en unas piedras una
copia de la Ley que Moisés había escrito en presencia de los israelitas.” Jos
8, 30, 31a y 32
Mi Bien, mi dulce Amor, recuerdo tus palabras: “Quitaré
de su carne su corazón de piedra y les daré un corazón de carne." (Ez 11,
19) Permítenos entonces gravar tu Palabra en este corazón de piedra que
tenemos, que sea imposible borrarla. Y convierte toda esa gama de instrucciones
en vida. Que no se quede en palabra muerta. Porque Tú no llegaste a abolir la Ley,
sino a darle Vida. Así que enséñanos a transformar esta Tu Ley, no en lo que
hacemos, sino en lo que somos. Y que lo que somos te manifieste.
Alguna vez me
explicaron que la palabra “responsabilidad” se componía de dos conceptos: “respuesta”
y “habilidad”. Entonces, ser responsable es tener la habilidad para responder.
Toda habilidad empieza con disciplina. Y toda disciplina es roca. Pues bien,
permítenos disciplinarnos a través de la práctica de copiar Tu Palabra en
nuestro corazón endurecido. Y que, a fuerza de practicar, por ejemplo, el
perdonar todos los días, aún cuando mañana despertemos con el rencor sometido
aún al mismo dolor añejo, que esa fuerza de repetición y constancia, esa
disciplina, ablande nuestro corazón y nos transforme. Que así sea en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Te amo.
Foto tomada de “African Connection, Building an
Altar”: http://stanfieldblog.blogspot.com/2016/07/building-altar.html
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