jueves, 28 de junio de 2018

Tomar conciencia

El Pensador / Auguste Rodin

“Los hombres de Israel compartieron con ellos sus provisiones sin consultar al oráculo de Yavé. Josué les dio la paz y firmó con ellos una alianza que les garantizaba la vida; después de eso los jefes de la comunidad les hicieron un juramento.” Jos 9, 14-15

Mi Dios, mi querido Dios, en esta cita, “ellos” son los gabaonitas, un pueblo que fue astuto y lograron garantizar que no serían masacrados por Israel. Lo hicieron a base de mentiras, logrando con ellas tocar el corazón y la buena voluntad de Josué y los Israelitas. Lo significativo, creo, es la respuesta de Israel: “Josué les dio la paz y firmó con ellos una alianza”, pero lo hicieron “sin consultar al oráculo de Yavé.” 

No sé si estoy o no en lo correcto, pero según entiendo un oráculo pretender ser una respuesta divina que se da a través de un sacerdote, o una persona capacitada para interpretarla. Son diferentes los medios para realizar una consulta. Los israelitas, según he leído, contaban con el “urim” y el “tumim”. En Levítico 8, 8, leemos: “Luego le puso (Moisés a Aarón al hacerlo sacerdote) el escapulario llamado Pectoral, en el que depositó el Urim y el Tumin (o sea, dados para consultar a Yavé)” 

Sobre estos dados el comentario de la Biblia Latinoamericana dice: “Se hacía una pregunta y la posición de los dados indicaba la respuesta. [..] No se debe olvidar, sin embargo, el error monumental de 2 Sam 21". No entraré en detalles, pero consultar los dados en ese momento llevó a gente inocente a la muerte. 

Lo importante de todo esto es que “no se consulta” con “suertes”. El verdadero Oráculo de Yavé es su Palabra. Se estudia la Palabra, se contempla, se analiza, se cuestiona su sentido, se hace un esfuerzo enorme por comprender, y se “actúa en conciencia”. Y en conciencia determinas si hiciste bien, y también en conciencia defines dónde y cómo lo puedes hacer mejor, y dónde y cómo de plano cometiste un error. Ni las cartas, ni los dados, ni las piedras, ni nada que “eche suertes” es digno de confianza porque cuando hacemos eso, dejamos de asumir la responsabilidad de actuar bajo conciencia. Si has de actuar que sea en “conciencia”. La Ley es absoluta y siempre se cumple. ¿Cómo queremos que se cumpla en nuestra vida? Asumamos nuestra respuesta y nuestra responsabilidad. 

Esto que digo hoy no lo pensaba antes. En diferentes momentos de mi vida y ante la desesperación he consultado oráculos: me han leído las cartas, he consultado el I-Ching, y fui en una ocasión a ver a un angelólogo que consultó cartas (digo, aunque sean cartas de ángeles, son cartas). Lo pienso hoy porque hoy comprendo que la Verdad no se presta a la interpretación. Aprender a ver el mundo lo más objetivamente posible y a actuar con principios morales y éticos, es esencial. Aprender a cuestionarnos, a tomar decisiones y saber bajo qué principio y con qué fin estoy tomando esa decisión, es lo correcto, porque no te abre la posibilidad de lavarte las manos ante esa decisión que es tuya y solo tuya. Y si te equivocaste, aprendes de eso. Pero si las decisiones que tomamos las hacemos guiados por algo externo, lo primero que hemos hecho es renunciar a la responsabilidad de nuestra decisión. Hemos negado nuestra conciencia y sin ella, ¿quiénes somos? 

Danos, mi Bien, la voluntad de tomar conciencia de nuestras acciones, responsabilizarnos de las consecuencias de nuestros actos, y aprender de ellas. Te amo.  

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Foto tomada de "El Pensador": https://es.wikipedia.org/wiki/El_pensador

Me pareció, además, valioso compartir lo que el escultor dijo sobre su obra: 

El Pensador tiene una historia. En los días pasados, concebí la idea de La puerta del Infierno. Al frente de la puerta, sentado en una roca, Dante pensando en el plan de su poema. Detrás de él, Ugolino, Francesca, Paolo, todos los personajes de La Divina Comedia. Este proyecto no se realizó. Delgado, ascético, Dante separado del conjunto no hubiera tenido sentido. Guiado por mi primera inspiración concebí otro pensador, un hombre desnudo, sentado sobre una roca, sus pies dibujados debajo de él, su puño contra su mentón, él soñando. El pensamiento fértil se elabora lentamente por sí mismo dentro de su cerebro. No es más un soñador, es un creador. [...]

Lo que hace que mi Pensador piense, es que él piensa no sólo con su cerebro, con su ceño fruncido, con sus fosas nasales distendidas y sus labios comprimidos, con cada músculo de sus brazos, espalda y piernas, con su puño apretado y sus dedos de los pies agarrados.
Auguste Rodin

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