“Despreciaron sus
mandatos, la Alianza que había pactado con sus padres, y las ordenanzas que les
había dado. Se apegaron a ídolos inútiles y se hicieron tan inútiles como sus
ídolos, igual que las naciones que los rodeaban, siendo que Yavé les había
mandado que no las imitaran.” 2 Re 17, 15
El reino del norte ha desaparecido pues fue
conquistado por los asirios. La razón de que esto haya sucedido, nos dice el
capítulo 17, es la constante insistencia de los israelitas a no hacer caso a
Dios, y vivir para satisfacer a ídolos que los llevan más al consumo y la
superficialidad de ritos sin sentido -hábitos inútiles- que a la cercanía con Dios y al desarrollo de
sus capacidades.
Pero no sólo los israelitas han caído en esa trampa.
Actualmente la trampa sigue en pie y caemos constantemente en ella. Vivimos
para tantas cosas tan inútiles y vacías que da miedo darnos cuenta de los vacíos
propios y ajenos. Vivimos para anestesiarnos con excesos e inconsciencias.
Es impresionante cómo lo dice la cita: “se apegaron a
ídolos inútiles y se hicieron tan inútiles como sus ídolos”.
Cuidemos mucho dónde ponemos nuestra admiración y a
quién le entregamos nuestra confianza. Cuidemos aquello que alimenta nuestro
espíritu, nuestra mente, nuestras ideas, nuestro creer, nuestra consciencia. No
podemos ni debemos convertirnos en inútiles seguidores de doctrinas o
costumbres que no cuestionan, que no actúan en consciencia, y que se conforman
con fórmulas y prácticas vacías.
Lo que no te lleve a la reflexión y al cambio para
mejorar, lo que no estimule el desarrollo de tu persona, lo que no te permita
la expresión de tu ser y te pida que no hables y te tragues todo como si eso
fuera remedio al dolor y el vacío, no puede llevarte a Dios. Y Dios es la
plenitud en toda su expresión y sentido. La plenitud incluye el dolor y el vacío
que tenemos que aprender a sentir, enfrentar y trascender. Cualquier cosa que
no nos coloque frente a esa Cruz, no es alimento, es anestesia.
Jesús es el camino, y el camino que Jesús es, no es un
camino libre de preocupaciones, sin retos, tranquilo, de armonía y paz
constante. No es un camino “light”. La paz y el amor que Jesús nos brinda es el
de la consciencia y ese duele mucho porque te enfrenta a la realidad de tus
vacíos y a la verdad de tus limitaciones. Te obliga a dar lo mejor de ti, y a
darte cuenta de que esa es precisamente la manera de mejorar: dando, pero no
sobras ni migajas que caen de la mesa, sino verdaderamente lo mejor de ti. El camino es ser todo lo que damos, no pedirle a los demás que sean
todo lo que no estoy dispuesto a ser. Es un camino que no te permite lavarte
las manos y culpar a nadie, pues te enseña que la culpa no tiene cabida donde
la responsabilidad existe.
Jesús, enséñanos a caminar el camino que nos has
marcado como medio de salvación. Ayúdanos a comprender que la única manera de
salvarnos es salvando al otro y que cada que condenamos a los demás nos
condenamos a nosotros mismos. Danos la posibilidad de corregir nuestros pasos y
la voluntad de no desfallecer ante nuestros retos. Y que siempre estemos
dispuestos a buscar la utilidad de nuestro actuar, para que no alimentemos la
inutilidad propia y ajena. Te lo pedimos en tu nombre, y bajo el cuidado de
nuestro Padre-Madre y el Espíritu de Verdad y Vida que de ti emana. Así sea. Te
amo.
Foto tomada de: https://computerhoy.com/noticias/imagen-sonido/como-convertir-televisor-tubo-smart-tv-58732
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