viernes, 2 de noviembre de 2018

Seguir el camino


Familia Lechuga. Foto de Jorge Lechuga

Eliseo envió a un hermano profeta a buscar a Jehú para consagrarlo como rey del pueblo de Israel: “… entonces el hermano profeta derramó aceite sobre su cabeza diciéndole: «Esto dice Yavé, Dios de Israel: Te consagro como rey del pueblo de Yavé, de Israel.»” 2 Re 9, 6b

“Pero Jehú no se preocupó de caminar con todo su corazón según la ley de Yavé, Dios de Israel. No se apartó de los pecados a los que Jeroboam había arrastrado a Israel.” 2 Re 10, 31

Ser llamado y elegido no es lo mismo que seguir el camino. Podemos responder al llamado, sí, y aun así no seguir el camino.

Hoy quiero compartirles un gesto hermoso que recibí de parte de mi esposo, quien fue llamado a ser mi compañero de vida, y que ha sabido seguir el camino lo mejor que puede, y yo con él.

Las personas que como yo tenemos tendencias depresivas y ataques de ansiedad (no todo el tiempo estamos mal, pero hay periodos muy difíciles) no somos nada fáciles. Nuestro vocabulario y temas suelen ser más obscuros que el del resto de las personas, podemos tener actitudes agresivas y ofensivas hacia las personas que nos aman y amamos. Podemos gritar cuando no es necesario y llorar por ningún motivo. En fin, es cansado y generalmente nuestra ya evidente soledad interna se convierte muy pronto en una soledad real, completamente real. Todos se alejan y uno se aleja de todos.

He tenido unas semanas difíciles y hoy no amanecí con el mejor de los ánimos. Me levanté con la intención de hacer esta oración, pero al abrir el internet, Facebook y su afán de recordarte post viejos, me trajo a la memoria el altar que le hice a mi mamá el año pasado. Compartí la imagen de ese altar pasado y comenté:  “Mamá, perdóname, este año no tuve ni tiempo ni fuerza para hacer tu altar. Te extraño.”

Mi esposo, ese maravilloso hombre que no ha desaparecido de mi vida, que ha aprendido a escucharme aún cuando algunas cosas que le digo no le hagan sentido. Es un hombre que cada día es más ateo, pero que cada día me demuestra que el amor es la verdadera expresión de Dios. “Si es verdad que hay un Dios”, me dijo en una ocasión, “es el amor que hay entre nosotros.”

Ese hermoso hombre al ver mi publicación en Facebook, se levantó y me dijo: “¡Ah no! Levántate, nos vamos a bañar y vamos a ir a comprar algo para que pongas el altar para tu mama. Ya sabes que para mí, eso no es importante, pero para ti sí, así que aunque no tengas ganas y no quieras hacerlo, vamos y lo hacemos juntos.”

Así fue. No hice de comer ni mucho ni algo muy sofisticado, pero puse el altar de mi mamá y me dio un sentido de logro que es precisamente lo que más necesito.

Gracias Dios mío por darme a un esposo que hace su mejor esfuerzo por comprender. Que se informa de lo que me pasa y que busca apoyarme tanto a mí como a mi hija. Es un hombre tosco y tierno, y lo amo porque no me abandona, a pesar de que ha tenido muchos motivos para hacerlo. Quizá muchos crean que no me acompaña en mis actividades -y sí lo hace, de lejos y en silencio- pero en mis noches obscuras y en los momentos más críticos, es el único que está ahí. Eso es enorme porque son esos lo momentos en que casi siempre todo el mundo huye o se enoja conmigo o me tiran a loco. Pero él no. Él está ahí y dentro de todo, comprende no porque sea fácil de entender, sino porque lo intenta y a su manera lo vive. 

Bendice nuestras familias y danos la posibilidad de comprendernos en nuestros pesares y darnos el apoyo que necesitamos. Permítenos tocar nuestros corazones y perdonarnos nuestras fallas. Y ayúdanos a ver lo bueno que nos define y a superar lo malo que nos invade. Gracias.



Te pedimos también por todos los santos que con sus oraciones nos dan esperanza, nos indican el camino de fe, y nos brindan la caridad del acompañamiento constante de quien ha sabido escuchar el llamado y seguir el camino. Gracias Dios por tantas vidas y las miles de enseñanzas que nos brindan de tu amor y tu misericordia llevada al extremo. Te amo.

1 comentario:

  1. Que bueno que Dios en su bondad te mandó un gran compañero de vida, un abrazo Amida

    ResponderEliminar