viernes, 16 de noviembre de 2018

Del otro lado de la luna



Hoy, mi amado Jesús, salí corriendo sin haber podido leer tu palabra siquiera. Sé que dormir era necesario y aunque no fue suficiente, fue más qué ayer, y eso es bueno. Pero no darme el tiempo de hablarte me deja intranquila. Resignada, y algo tarde, me subí al auto y el estéreo tocó una canción que se convirtió en la palabra de hoy y la oración que elevo. Todo el día me ha acompañado. La canto en silencio, la susurro y repito. Me hace sentir enamorada -es decir, que amo y soy amada-, y pienso en lo afortunada que soy de haber tenido la oportunidad de conocerte y amarte. Lo dichosa que soy aún con tantas cosas encima, con tantos pesares, dificultades, y tristezas sin sentido. Aun siendo este desastre que soy, soy bendecida porque hoy comprendí, al escuchar esas primeras palabras de la canción, lo mucho que me has enseñado y lo grande que es tu paciencia, disposición y capacidad de entrega.

Es increíble lo acertado que eres para brindarnos justo lo que necesitamos. Yo necesitaba hoy sumar, darme un triunfo, lograr algo, y de golpe, con esas primeras palabras, me colocaste frente a todo lo sumado y logrado en lo que para muchos podrán ser fracasos, pero hoy los has convertido en triunfos. Gracias por todo lo vivido Jesús.

Contigo aprendí / Armando Manzanero

Contigo aprendí que existen nuevas y mejores emociones.
Contigo aprendí a conocer un mundo nuevo de ilusiones.
Aprendí, que la semana tiene más de siete días
A hacer mayores mis contadas alegrías
Y a ser dichoso, yo contigo, lo aprendí.

Contigo aprendí a ver la luz del otro lado de la luna
Contigo aprendí que tu presencia no la cambio por ninguna
Aprendí, que puede un beso ser más dulce y más profundo,
Que puedo irme mañana mismo de este mundo,
Las cosas buenas ya contigo las viví.
Contigo aprendí, que yo nací el día en que te conocí.

Gracias. Te amo. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario