domingo, 21 de octubre de 2018

Déjame morir y ser pan en abundancia

Foto de Sandy Millar en Unsplash. Composición Amida Castro.

“Llegó un hombre que venía de Baal-Salisa; en su saco traía al hombre de Dios veinte panes de cebada y de trigo que habían hecho con harina recién cosechada. Eliseo le dijo: «Dáselos a esos hombres para que coman».  Pero el sirviente le dijo: «No me alcanza para repartírselo a cien personas». Replicó: «Dáselos y que coman, porque esto dice Yavé: Comerán y sobrará». Les sirvieron, comieron y les sobró, tal como lo había dicho Yavé.” 2 Re 4, 42-44

Mira, razones para odiar y echarles en cara todo lo abandonada y sola y triste que te dejaron, hay. Razones para tomar el exceso de tu tristeza y dejarlo todo desvanecerse en un último suspiro, hay. Motivos para mirar a tu alrededor y no poder creer que alguien sufra y nadie haga nada, hay. Es completamente cierto: no importa lo que hagas, lo que pidas, lo que necesites, nadie te lo dará porque no importas. De manera evidente, nadie importa. Al final, todos vamos a morir. Y es hasta entonces que terminamos siendo santificados. Eso hacemos siempre, verdad: “era tan buena”- pero nadie recordará las veces que pudo haber hecho algo por ti y decidió no hacerlo.

Sí, hay razones suficientes para morir. Las hay. Y comprendo perfectamente que seguir viva ante la indiferencia de tu existencia es absurdo. Pero, el amor es absurdo. No te resistas a amar. No has venido a este mundo a cambiarlo. El mundo ya se condenó a sí mismo hace mucho tiempo. Estas aquí para abrir los brazos y saber que aquellas personas que amas no serán capaces de dejar sus puestos, sus ideas, sus prejuicios ni sus orgullos para abrazarte. Y comprendo perfectamente que este mantener los brazos en alto esperando una respuesta que no ha de llegar te ha agotado… 

¿Te parece que extiendas tus brazos sobre mis brazos y juntos vivamos el vacío de un amor que no ha sido capaz de manifestarse? ¿Te parece que sea Yo la cruz que te sostenga en el abrazo vacío de la presencia de aquellos a quienes amas? Esta cruz, que soy Yo, no es mucho, y está a la intemperie. No alcanzará a cubrirte, no podrá aliviarte, no tiene la capacidad de brindarte el calor que necesitas ni podrá protegerte. Quedarás completamente expuesta no sólo a tu soledad, sino también a la burla y el desprecio de quienes colocarán encima de ti sus intolerancias. Te culparán, te señalarán, dirán que tú cavaste tu propia tumba, y te llamarán cobarde. Dirán que has hecho una tormenta de una brisa, y no serán capaces de ver cómo el aleteo de cada una de las mariposas de su indiferencia sistematizada le ha dado impulso a este huracán. (1)

Y desde aquí, desde esta altura forzada y suspendida, desde este dolor y esta garganta que ya no tiene voz ni puede gritar, ni tiene fuerza para irrumpir en templos y decirles: “¡La casa de mi Padre no es cueva de lobos rabiosos que viven para despedazarse los unos a los otros!” Desde este frío y este rostro empapado en lágrimas, te pido, mi bebé, ni amorcito, mi dulce niña: déjame morir. Estoy cansado de intentarlo. El mundo no va a cambiar. La gente no va a cambiar. Pero tú, mi hermosa niña, sí. Y serás pan en abundancia. Pero tienes que dejarme morir con este odio que llevo incrustado en el pecho.

Yo sé que este odio es amor dolido, es amor ignorado, es amor que nadie ha sabido ver, y sé que es lo único que tienes y sientes que, si lo dejas ir, serás tú quien muera. Pero no. Ese amor te ha hecho daño. Está sembrado en tierra de piedras y ahogado en el exceso de egoísmo, en la ingratitud y en la intolerancia hacia aquello que no comprenden. Es un amor que no es libre porque somete su voluntad a formas y dogmas y tradiciones y creencias en las que, a ratos, ellos tampoco creen, pero conservan para tener un lugar en el mundo. Tú comprendes eso muy bien: la necesidad de tener un lugar en el mundo. Un lugar que no tienes. Si lo tuvieras, mi niña, ¿acaso no lo defenderías a capa y espada, como hoy defiendes este amor dolido que ha sido juzgado y condenado a la soledad y la intolerancia? Bien, pues eso es lo que ellos hacen: se defienden porque una pregunta es capaz de cimbrarlo todo. Y tú haces muchas preguntas.

Ellos también sufren y viven sus cruces y sus soledades, pero no han aprendido a gritarlo en el templo. Ni lo harán. Sería un suicidio social, una crucifixión de su persona ante el mundo y lo que ellos creen que soy Yo. Ellos también me aman y Yo, les amo también. Y no sólo eso, Yo, y ahora, espero tú también, los comprendo como nadie: cuesta trabajo dejar morir formas de vida que nos han sostenido por siempre.

Pero mi amor, es hora de dejarlo morir. Ese odio, ese amor dolido, déjalo morir. Te invito a vivir conmigo, a mi lado, en este abrazo inexistente de brazos abiertos que nadie tiene a bien sostener. No te resistas más y ama. Ama su ausencia, que bien vista es mejor que su intolerancia, ¿no crees? Ama lo que eres capaz de ver en ellos, aunque no sean capaces de mostrarlo. Tú, mi amor, ya no tienes nada que demostrar. Hiciste lo que tenías que hacer, y aunque nadie pueda reconocerlo y pedirte el perdón que mereces, ni darte las gracias que necesitas, tu esfuerzo y entrega sí fueron vistos y recibidos. Yo los ví y Yo los recibí. Y también Yo lamento, siento mucho que hayas tenido que pasar por esto. Y Yo te doy las gracias por tanta entrega y tanto esfuerzo. Sin ti, no habría podido tocar las vidas de aquellos a quienes les has dado todo lo que tienes.

Desde aquí, desde mis brazos y con mi apoyo, nadie podrá lastimarte. Te harán daño y llorarás, pero ¿lastimarte? ¿Verdaderamente destrozar tu corazón que ahora está en mis manos y no en la de ellos? No. No podrán. Lloraremos juntos y volveremos a sonreír después. Eso, llorar, es caminar sobre el mar de tus emociones. ¿A poco creías que no ibas a mojarte? Jajajaja… Eso, sonríe.. ¿no te lo dije? Lloraremos y sonreiremos juntos.  

Me lo has pedido una y otra vez con voz cortada y cuerpo ahogado. Hoy te lo pido Yo a ti: Perdónalos. No sólo no saben lo que hacen, tampoco quieren enterarse. Y es comprensible, ¿a poco no duele tomar consciencia de las cosas que somos capaces de hacer para mantenernos funcionando en un mundo que sólo nos usa? Tú lo sabes muy bien: duele mucho.

Te voy a regalar las palabras que Teresa escribió, en un momento muy parecido a este. ¿Sabes?, a todo el mundo le encanta pensar que es en la luz que encontramos la belleza, pero no. La belleza de la luz resalta en la obscuridad de nuestra alma. Gracias por abrir la obscuridad de tu alma y permitirme entrar. Ahora que estoy aquí, abre los ojos y mira: hay mucha belleza. Tú, mi niña hermosa, eres muy bella y buena y noble y valiente. Y Yo, Jesús, te amo con toda mi alma también.


De todos modos / Madre Teresa de Calcuta



Las personas somos irrazonables, inconsecuentes y egoístas;
ámalas de todos modos.

Si haces el bien, te acusarán de tener oscuros motivos egoístas;
haz el bien de todos modos.

Si tienes éxito, te ganarás amigos falsos y enemigos verdaderos;
esfuérzate y ten éxito de todos modos.

Si encuentras la felicidad, las personas podrían tenerte celo;
sé feliz de todos modos.

El bien que hagas hoy, será olvidado mañana;
haz el bien de todos modos.

La sinceridad y la franqueza te hacen vulnerable;
sé sincero y franco de todos modos.

Lo que has tardado en construir años puede ser destruido en una noche;
construye de todos modos.

Alguien que necesita ayuda de verdad, puede atacarte si le ayudas; ayúdale de todos modos.

Da al mundo lo mejor que tienes y te golpearan por ello;
da al mundo lo mejor que tienes de todos modos.

Verás, al final, todo queda entre tú y Dios. Nunca se trató de algo entre tú y ellos.


Jesús, Jesús, Jesús, muchas gracias por sostener mis brazos vacíos y enseñarme a ver lo nada vacíos que están. Te amo. Te amo muchísimo más que mucho. Te amo hasta el infinito y de regreso, sólo para volver a buscarte en el más allá de cada instante. Te amo. Te amo. Te amo.


(1) “El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo”… Con esta simple frase podemos resumir en qué consiste el efecto mariposa. Pequeñas acciones capaces de generar grandes cambios, positivos o no. Esta idea sacada de la física y de la” idea del caos” también puede aplicarse al campo de la psicología.” Cita del artículo “El efecto mariposa”, que recomiendo ampliamente. He aquí la referencia:

Alcausa Hidalgo, Sofía. (2014, Diciembre 9). “El Efecto Mariposa”. La Mente es Maravillosa. Tomada de: https://lamenteesmaravillosa.com/el-efecto-mariposa/


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