“Estas fueron las
últimas palabras de David: «Oráculo de David, hijo de Jesé, oráculo del que fue
puesto en lo más alto, del hombre que consagró el Dios de Jacob, del que
cantaba los salmos de Israel. Por mi habló el espíritu de Yavé y en mi boca
reside su palabra. […]
“La gente sin fe ni ley
es sólo espinas, que se tiran, no se toman con la mano. El que quiere atreverse
con ellas, se arma de un fierro o de un astil de lanza, se queman, se consumen
con el fuego.» 2 Sam 23 1-2 y 6-7
Mi Dios, mi Vida, ¡qué
dulce y bueno eres! Con cuánta paciencia y ternura, coraje, determinación y
dulce exigencia acompañaste a David en sus tribulaciones y retos, en sus
errores y aciertos, en sus gozos y pesares.
Gracias por concedernos la misma fortaleza a nosotros, los hijos menores, los más pequeños, lo que no somos realeza ni estamos llamados a dirigir pueblos, pero que te deseamos con la misma intensidad con que el mar se arroja al acantilado, y con la misma terquedad con que el acantilado se resiste, te recibimos y nos formamos en la dureza de la prueba y la ternura de tu caricia. El resultado es tan bello como lo es tenerte fe y ser capaz de verte donde todos dicen que te has ido.
Gracias por concedernos la misma fortaleza a nosotros, los hijos menores, los más pequeños, lo que no somos realeza ni estamos llamados a dirigir pueblos, pero que te deseamos con la misma intensidad con que el mar se arroja al acantilado, y con la misma terquedad con que el acantilado se resiste, te recibimos y nos formamos en la dureza de la prueba y la ternura de tu caricia. El resultado es tan bello como lo es tenerte fe y ser capaz de verte donde todos dicen que te has ido.
Jesús, mi Amor, todos
deberíamos leer el capítulo 22 del Segundo libro de Samuel. Leerlo en voz alta,
a todo pulmón. Transformar con cada palabra los ánimos e inflamarnos con la
certeza de que al final del día, de la noche, de cada instante vivido, Tú nos
esperas con los brazos abiertos, pues te has adelantado un par de pasos -no
muchos, sabes que necesitamos tu apoyo seguro y pronto- para despejar el camino
y ayudarnos a andar.
Gracias. Te amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario