“La fama de Salomón llegó hasta donde la reina de
Saba; fue a ponerlo a prueba con enigmas de sabiduría. […] La reina de
Saba pudo ver el orden instaurado por Salomón: el palacio que había construido
[…] Entonces dijo al rey: «¡Realmente era verdad todo lo que había oído decir
en mi país de ti y de tu sabiduría! No creía lo que se decía sin antes verlo
con mis propios ojos, pero es un hecho que no me habían dicho ni la mitad. Tú
superas en sabiduría y en gloria lo que tu fama me había transmitido.” 1 Re 10,
1 y 4-7
“La
reina del Sur resucitará en el día del Juicio junto con la gente de hoy y los
acusará, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la
sabiduría de Salomón, y aquí tienen ustedes mucho más que Salomón”, (les dijo
Jesús). Lucas 11, 31
Dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve
perdido. Tenemos a Jesús, somos tan afortunados. No lo perdamos por cuidar prestigios, famas o logros que no alimentan un reino de comprensión y acción encaminada al apoyo y el bienestar de todos.
Somos afortunados. No hemos tenido que recorrer
largos viajes ni tenido que entregar grandes riquezas para ser amados por
Jesús, quien nos abrió las puertas de la entrega total de un Padre-Madre tan
dulce y generoso que está dispuesto a dar su Espíritu de Amor y Sabiduría a
manos llenas a quien se lo pida y tenga la humildad de recibirlo.
Gracias Padre-Madre, gracias Jesús, gracias Espíritu
de Amor y Sabiduría, Les amo y agradezco todo lo que hacen por mí, por mi
familia, por mi hija, por mis amigos y compañeros, por mis alumnos, y por toda
la gente que les ama y aún más por la gente que no los ama, o no saben que esa
bondad que buscan, esa justicia que añoran y esa alegría que les invade ante la
resolución de conflictos y la paz profunda que surge después, eres Tú. Tú eres
el amor que nos lleva a buscar, añorar y tratar de solucionar la incomprensión
y la apatía. Gracias mi dulce Bien. Te amo.
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