“El rey Salomón amó a
muchas mujeres extranjeras: tuvo setecientas mujeres que eran princesas y
trescientas concubinas, (además de la hija del faraón): Moabitas, amorreas,
edomitas, sidonias e hititas (y sus mujeres pervirtieron su corazón). Eran de
esas naciones de las cuales había dicho Yavé: «Ustedes no entrarán en sus casas
ni ellas en las de ustedes, porque seguramente los arrastrarán tras otros
dioses». Pero Salomón se apegó a ellas, las amó.” 1 Rey 11, 1-3
Aclaro, antes que nada,
que en esta ocasión los paréntesis no son míos. Y precisamente porque son paréntesis
y emiten una opinión, tampoco creo que las haya escrito quien originalmente
escribió estas líneas. La idea de que entre las princesas se incluya a la “hija
del faraón”, una referencia importante por el prestigio que implica, y la idea
de que fueron “las mujeres quienes pervirtieron su corazón”, son agregados que
buscan justificar el exceso con cualidades -las mujeres eran mujeres de prestigio, hermosas, ricas, y con poder, y él las amó, algo de lo que ellas tomaron ventaja para pervertirlo-, es decir, pretenden mentir y
justificar un acto injustificable.
Esta mentira es añeja y
ha hecho un enorme daño a nuestra humanidad. Es la misma idea equivocada que
acompaña a tanto macho que siempre se siente víctima del amor no comprendido de
la mujer, y su capacidad de amar a una y otra y otra, sin límites. Son ellas su
debilidad, se dice a sí mismo. Pero no, es su debilidad lo que le hace
buscarlas a ellas, y mientras más, mejor. Así de enorme es el vacío en el que
vive.
De hecho, quien
realmente crea que un hombre que tiene muchas mujeres tiene un corazón tan
grande que es capaz de amar profundamente a cada una de ellas, lo cree no por
convicción, sino por conveniencia. Lo cree, para justificar lo que sea que está
viviendo: o eres un hombre de esos que dice amar a la mujer (siendo cada mujer
un reflejo de “la mujer”, un ideal inalcanzable que nunca llega, pero siempre
se espera en la que sigue y la que sigue y la que sigue; y aquí el paréntesis
sí es mío), o eres una mujer que cree que ese hombre descubrirá en ti a “la
mujer, a su mujer”, pero la realidad es que no bastas, porque no eres una mujer
para él, eres una búsqueda y una vez que te tenga, perderá el deseo de buscar.
Ya te tiene. Necesita su dosis de insatisfacción. Es como cualquier adicto, y
tu eres sólo un objeto de su adicción.
Y lo mismo sucede en el
caso contrario: la mujer que tiene muchos hombres, y el hombre que se enamora
de una mujer que, así como hoy lo quiere y engatusa, mañana lo deja y lo
abandona, sólo para regresar a utilizarlo una vez que lo vuelva a necesitar.
No hay nada tan
doloroso como verte encapsulado en una relación semejante. Lo que sí necesitamos
comprender es que se trata de personas que no están bien, ninguno de los dos
está bien, y no van a hacerse bien.
Esos hombres/mujeres
que viven para la conquista, son personas con rasgos narcisistas,
manipuladoras, pueden incluso tener algún tipo de sociopatía. No aman, ni siquiera
se aman a sí mismos, aunque lo parezca. Eso que parece tan intenso, tan
completo, tan absoluto, no es amor. Es en cambio un vacío tan grande que no
pueden verlo porque están inmersos en él, viven en él, son vacío.
Aléjate. Son personas
tan fascinantes como lo era Salomón. Tienen un carisma atractivo y buscan ser
atentos no porque lo sean, sino para recibir la atención que necesitan y
alimentar así su fantasía de grandeza, nobleza, sabiduría y bondad. Pero todo es un gran autoengaño. No pueden ni
quieren verse a sí mismos porque saben que son una fachada nada más.
Aléjate. Yo sé que te
ha convencido de que te ama. Pero la realidad es que no te ama ni amará nunca.
No puede. No tiene nada que ver contigo. Tienes que amarte tú. Si necesita el
amor de alguien así, necesitas salir de ahí y buscar a Jesús con toda tu alma,
para que experimentes el verdadero amor de quien no puede utilizarte porque su
amor es tan grande que lo que hará será exponerse él al dolor que te ayudará a
superarlo todo.
Si eres, vives, te
relacionas con alguien así, entonces tu orgullo se disfraza de víctima, de
indefensa creatura expuesta al encanto de alguien a quien amas a pesar de ser tan
malo contigo. Tu orgullo es la santidad con la que quieres justificar los
abusos que comete. No. Aléjate, porque para ti es tan adictivo como lo es para él/ella
mentirte. Haces bien en buscar el amor, pero tu amor tiene que madurar y a lado
de alguien inmaduro no podrá hacerlo. Busca a Jesús, que él sea tu ejemplo, tu
camino, tu luz, tu verdad. Y que Él te arrebate de las garras de ese demonio
que dice ser amor, pero no hace más que quemar y destruir los ánimos y el
esfuerzo que haces por brillar con luz propia. Si no busca tu bien, no te ama.
Dios mío, que no
caigamos en la provocación de un amor vacío. Que nuestros propios vacíos no se
conviertan en las armas de aquellos que buscan conquistarnos por ser incapaces
de conquistar su propia voluntad y entrega al compromiso de amar. Y que, si nos
sorprendemos a nosotros mismos siendo el vacío o siendo arrastrados hacia el
vacío que quiere tomar el amor y la admiración de otros para sí mismo,
alimentándose, como lo hace un hoyo negro, de la luz que en otros apaga y
sofoca, entonces, por favor, permítenos darnos cuenta del enorme daño que
hacemos y que nos hacemos. Hablar de amor y justificar con amor nuestros
excesos, es la peor manera de ofender tu Espíritu de Verdad, Amor y Vida, y es
claro que quien peque contra el Espíritu no tendrá perdón, de modo que, por
favor, permítenos darnos cuenta antes de caer en la perdición absoluta de no
ser capaces de amar nunca, por haber perdido nuestro corazón en intentos vacíos
de amar. Porque sin amor -y Tú, Dios mío, eres Amor-, no somos nada.
Te lo pedimos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Amigas mujeres, les recomiendo
el texto “El hombre con varias mujeres”, de Janeth Vidales. Me gustó y si
sientes que estás inmersa en una relación semejante, busca ayuda que te lleve a
relacionarte mejor, primero contigo misma/o, y después con los demás. Dios nos
bendice y nos da salidas y recursos siempre, solo date la oportunidad de
conocerlos. Y si eres un hombre o mujer que busca parejas múltiples, cuidado,
también necesitas ayuda, quizá hasta más. Pero sé que será más difícil que lo
busques, porque estás convencido/a de tu encanto y sientes que dejarlo de lado
te hace perderlo todo; te defines por tus conquistas, no tienes una personalidad
real, eres sólo apariencia, ni tienes el valor para enfrentar esa realidad. Que
Dios te dé el valor para que te libres de la condena de nunca experimentar lo que
es amar y ser amado. Verdaderamente amado y verdaderamente amar.
Vidales, Janeth. (2008, octubre 27). Tomado de: http://janethdessire.blogspot.com/2008/10/el-hombre-con-varias-mujeres.html
Fotos tomadas de:
y
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