sábado, 22 de septiembre de 2018

¿Las amó?




“El rey Salomón amó a muchas mujeres extranjeras: tuvo setecientas mujeres que eran princesas y trescientas concubinas, (además de la hija del faraón): Moabitas, amorreas, edomitas, sidonias e hititas (y sus mujeres pervirtieron su corazón). Eran de esas naciones de las cuales había dicho Yavé: «Ustedes no entrarán en sus casas ni ellas en las de ustedes, porque seguramente los arrastrarán tras otros dioses». Pero Salomón se apegó a ellas, las amó.” 1 Rey 11, 1-3

Aclaro, antes que nada, que en esta ocasión los paréntesis no son míos. Y precisamente porque son paréntesis y emiten una opinión, tampoco creo que las haya escrito quien originalmente escribió estas líneas. La idea de que entre las princesas se incluya a la “hija del faraón”, una referencia importante por el prestigio que implica, y la idea de que fueron “las mujeres quienes pervirtieron su corazón”, son agregados que buscan justificar el exceso con cualidades -las mujeres eran mujeres de prestigio, hermosas, ricas, y con poder, y él las amó, algo de lo que ellas tomaron ventaja para pervertirlo-, es decir, pretenden mentir y justificar un acto injustificable.

Esta mentira es añeja y ha hecho un enorme daño a nuestra humanidad. Es la misma idea equivocada que acompaña a tanto macho que siempre se siente víctima del amor no comprendido de la mujer, y su capacidad de amar a una y otra y otra, sin límites. Son ellas su debilidad, se dice a sí mismo. Pero no, es su debilidad lo que le hace buscarlas a ellas, y mientras más, mejor. Así de enorme es el vacío en el que vive.


De hecho, quien realmente crea que un hombre que tiene muchas mujeres tiene un corazón tan grande que es capaz de amar profundamente a cada una de ellas, lo cree no por convicción, sino por conveniencia. Lo cree, para justificar lo que sea que está viviendo: o eres un hombre de esos que dice amar a la mujer (siendo cada mujer un reflejo de “la mujer”, un ideal inalcanzable que nunca llega, pero siempre se espera en la que sigue y la que sigue y la que sigue; y aquí el paréntesis sí es mío), o eres una mujer que cree que ese hombre descubrirá en ti a “la mujer, a su mujer”, pero la realidad es que no bastas, porque no eres una mujer para él, eres una búsqueda y una vez que te tenga, perderá el deseo de buscar. Ya te tiene. Necesita su dosis de insatisfacción. Es como cualquier adicto, y tu eres sólo un objeto de su adicción.

Y lo mismo sucede en el caso contrario: la mujer que tiene muchos hombres, y el hombre que se enamora de una mujer que, así como hoy lo quiere y engatusa, mañana lo deja y lo abandona, sólo para regresar a utilizarlo una vez que lo vuelva a necesitar.  

No hay nada tan doloroso como verte encapsulado en una relación semejante. Lo que sí necesitamos comprender es que se trata de personas que no están bien, ninguno de los dos está bien, y no van a hacerse bien.

Esos hombres/mujeres que viven para la conquista, son personas con rasgos narcisistas, manipuladoras, pueden incluso tener algún tipo de sociopatía. No aman, ni siquiera se aman a sí mismos, aunque lo parezca. Eso que parece tan intenso, tan completo, tan absoluto, no es amor. Es en cambio un vacío tan grande que no pueden verlo porque están inmersos en él, viven en él, son vacío.

Aléjate. Son personas tan fascinantes como lo era Salomón. Tienen un carisma atractivo y buscan ser atentos no porque lo sean, sino para recibir la atención que necesitan y alimentar así su fantasía de grandeza, nobleza, sabiduría y bondad.  Pero todo es un gran autoengaño. No pueden ni quieren verse a sí mismos porque saben que son una fachada nada más.

Aléjate. Yo sé que te ha convencido de que te ama. Pero la realidad es que no te ama ni amará nunca. No puede. No tiene nada que ver contigo. Tienes que amarte tú. Si necesita el amor de alguien así, necesitas salir de ahí y buscar a Jesús con toda tu alma, para que experimentes el verdadero amor de quien no puede utilizarte porque su amor es tan grande que lo que hará será exponerse él al dolor que te ayudará a superarlo todo.

Si eres, vives, te relacionas con alguien así, entonces tu orgullo se disfraza de víctima, de indefensa creatura expuesta al encanto de alguien a quien amas a pesar de ser tan malo contigo. Tu orgullo es la santidad con la que quieres justificar los abusos que comete. No. Aléjate, porque para ti es tan adictivo como lo es para él/ella mentirte. Haces bien en buscar el amor, pero tu amor tiene que madurar y a lado de alguien inmaduro no podrá hacerlo. Busca a Jesús, que él sea tu ejemplo, tu camino, tu luz, tu verdad. Y que Él te arrebate de las garras de ese demonio que dice ser amor, pero no hace más que quemar y destruir los ánimos y el esfuerzo que haces por brillar con luz propia. Si no busca tu bien, no te ama.

Dios mío, que no caigamos en la provocación de un amor vacío. Que nuestros propios vacíos no se conviertan en las armas de aquellos que buscan conquistarnos por ser incapaces de conquistar su propia voluntad y entrega al compromiso de amar. Y que, si nos sorprendemos a nosotros mismos siendo el vacío o siendo arrastrados hacia el vacío que quiere tomar el amor y la admiración de otros para sí mismo, alimentándose, como lo hace un hoyo negro, de la luz que en otros apaga y sofoca, entonces, por favor, permítenos darnos cuenta del enorme daño que hacemos y que nos hacemos. Hablar de amor y justificar con amor nuestros excesos, es la peor manera de ofender tu Espíritu de Verdad, Amor y Vida, y es claro que quien peque contra el Espíritu no tendrá perdón, de modo que, por favor, permítenos darnos cuenta antes de caer en la perdición absoluta de no ser capaces de amar nunca, por haber perdido nuestro corazón en intentos vacíos de amar. Porque sin amor -y Tú, Dios mío, eres Amor-, no somos nada.

Te lo pedimos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Amigas mujeres, les recomiendo el texto “El hombre con varias mujeres”, de Janeth Vidales. Me gustó y si sientes que estás inmersa en una relación semejante, busca ayuda que te lleve a relacionarte mejor, primero contigo misma/o, y después con los demás. Dios nos bendice y nos da salidas y recursos siempre, solo date la oportunidad de conocerlos. Y si eres un hombre o mujer que busca parejas múltiples, cuidado, también necesitas ayuda, quizá hasta más. Pero sé que será más difícil que lo busques, porque estás convencido/a de tu encanto y sientes que dejarlo de lado te hace perderlo todo; te defines por tus conquistas, no tienes una personalidad real, eres sólo apariencia, ni tienes el valor para enfrentar esa realidad. Que Dios te dé el valor para que te libres de la condena de nunca experimentar lo que es amar y ser amado. Verdaderamente amado y verdaderamente amar.



Fotos tomadas de: 







No hay comentarios:

Publicar un comentario