domingo, 9 de septiembre de 2018

La honradez y el honor del individuo


 
“Le comunicaron a Salomón: Mira cómo Adonías tiene miedo del rey Salomón, se ha asido de los cuernos del altar y ha dicho: «Que me jure ahora el rey Salomón que no me hará morir a espada». Salomón respondió: «Si se comporta como un hombre honrado, ni uno solo de sus cabellos caerá en tierra, pero si se porta mal, morirá.»” 1 Re 1, 51-52

Adonías es medio hermano de Salomón, y mientras su padre estaba en cama, ya en sus obvios últimos días, hizo una gran fiesta para proclamarse rey y celebrarlo. No se lo comunicó a su padre ni invitó a quienes probablemente se opondrían. Eso es portarse mal: no ser honesto, honrado. Actuar sin honor. 


El honor no es algo que la gente fomente hoy en día. Vivimos en una época en la que actuar con honor no importa mucho. Justo ayer le decía a una muy querida amiga: Hoy en día escucho mucho en la Iglesia que no debemos ser individualistas. Pero creo que hoy en día, en nuestra sociedad, no es el individualismo el que se fomenta, sino el narcisismo. 

De hecho, creo que una gran problemática es que hemos perdido de vista al individuo. Necesitamos ser más individualistas y ayudar a otros a descubrir su individualidad. Después de todo, una sociedad se hace de individuos. Porque cuando una sociedad no es la de individuos, ya no es sociedad, sino masa. Y las masas se caracterizan por ser un grupo amorfo de personas bastante inconscientes del camino que siguen. Las masas no piensan: hacen. Las masas no reflexionan: son impulsivas. Las masas no se manifiestan: hacen ruido. Las masas no solucionan: crean conflictos sin sentido ni dirección. Las masas no logran: complican. 

Los medios masivos de comunicación, por ejemplo, no buscan alimentar la cultura ni el conocimiento. No buscan elevar el pensamiento y la consciencia. ¿Has visto canales como “Discovery” últimamente? Ya no responden a un afán de darnos a “descubrir conocimiento”. Hoy se enfocan mucho más a programas de fantasmas y extraterrestres. Pero eso es lo que las masas quieren, y si el afán es vender, pues a la masa se le da lo que le interesa, no lo que le conviene. ¿Dónde quedaron esos individuos que necesitamos formar? Esos no existen. Somos masa. 

Por eso me atrevo a decir que hoy necesitamos ser más individualistas. ¿Cómo podemos definir al individuo? No seamos simples en nuestra definición. Veamos los que el sitio “Definición.com” nos dice:
“Individuo es un término con origen en el latín individuus y que refiere a lo que no puede ser dividido. Se trata, por lo tanto, de una unidad independiente (frente a otras unidades) o de una unidad elemental (respecto a un sistema mayor).” (1)

Entonces, un individuo:

  • No puede ser dividido (tiene integridad).
  • Es una unidad independiente (no depende ni busca complacer a masas).
  • Es una unidad elemental (es único e irrepetible, y se vive como tal, y por lo mismo, puede reconocer la unicidad y las características, también irrepetibles de otros). 

Es decir, un individuo se sabe valioso, y porque es valioso puede reconocer el valor de otros. Para el individuo, la sociedad no es una masa. No busca arrear ni controlar los ánimos de una unidad inconsciente de seres humanos que no son independientes, ni saben reconocer lo elemental que cada uno es al aportar su unicidad irrepetible. Ya lo he dicho antes, la segunda ley de nuestro Señor, no es una buena intención, es una ley y se cumple siempre: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Necesitamos aprender a ser individuos íntegros, capaces de amar y reconocer en los demás el valor de nuestra persona. 

Pero esta sociedad no está encaminada hacia el individualismo honorable, sino al narcisismo exacerbado. ¿Qué es ser narcisista? Aquel que se ama tanto a sí mismo, que deja de ser realista. Es decir, no es honesto, busca más la apariencia y el poder, que una verdadera integridad honorable.
En el sitio: “La mente es maravillosa” (2) nos lo explican así:
  • Tienen un sentido desproporcionado de grandiosidad.
  • Presenta unas fantasías exageradas de éxito, poder, belleza o amor imaginarios.
  • Cree que es “especial” y que solo puede ser comprendido o relacionarse con otras personas que son especiales o de alto estatus.
  • Exige una admiración excesiva.
  • Es pretencioso, espera tratos de favor o que sus expectativas se cumplan de forma automática.
  • Explota a los demás en sus relaciones, no duda en manipular para alcanzar sus metas.
  • Carece de empatía: no reconoce o no se identifica con los sentimientos y necesidades de los demás.
  • A menudo envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él.
  • Presenta comportamientos y actitudes arrogantes y soberbias.
Ahora, imagina una masa de gente así. Que viven para la foto en Instagram; que exigen sus derechos como si fueran los únicos; que, o es victimario y explota a los demás, o es víctima y desde su papel manipula y espera que se le rescate, se le valore, o adquiera favores por su “mal” o “mala situación”. Una sociedad en la que lo más importante es “tener” aunque eso implique endeudarnos, porque es más relevante demostrar que “puedo”, antes que demostrar que “necesito”. 

En fin, no todos caemos en el narcisismo extremo. De hecho, hay rasgos que, sin exagerar, hablan de un amor propio sano. Pero ya lo dijimos: sin exagerar.

¿Cuál es el antídoto del narcisismo? Ser honrado y desarrollar la empatía. Reconocer que somos individuos únicos e irrepetibles, pero no de apariencia, sino de esencia. Descubrir eso que nos hace únicos y que puede ponerse al servicio de los demás. Buscar la honorabilidad del servir, y no la conveniencia de servirnos de otros. Ser honesto con nosotros mismos y decir: me duele, cuando algo duela; me molestó, cuando algo molesta; te quiero, cuando amas a alguien. Comunicar lo que somos, no lo que queremos aparentar ser. Y escuchar y hacer un verdadero esfuerzo por entender lo que los demás son, no lo que necesitamos o queremos que sean. 

En fin, una sociedad se forma de individuos honestos con un verdadero sentido de honor. Una masa se forma de personas inconscientes que quieren lo que quieren y no buscan hacer un esfuerzo consciente por obtenerlo, primero como un logro y crecimiento personal, y luego como una cualidad que se comparte. En vez de eso, las masa se sienten con el derecho de tener, porque pueden comprarlo, o se saben explotados y no pueden aspirar a tener; lo que no hacen es empatizar con los demás y trabajar para el bien de todos. En todo caso, no buscan comunicarse entre sí, ni trabajar para todos. Y si hemos de esforzarnos juntos, seremos equipo, no comunidad. El objetivo es algo externo al grupo, no el fomento de la unidad y sentido de entrega: es lograr, no hacer, y menos aún ser. 

Jesús, necesito, como individuo que soy, ser más consciente de que la extensión de estos textos tiene que disminuir. No puedo pasarme el día en ellos, ni puedo invertir cada momento libre en su revisión y creación. Por favor, ayúdame. Esta necesidad de ti y sensación de soledad, empieza a convertirse no en una honrada oración, sino en un muy egocéntrico ejercicio mental, que si bien me ha ayudado a recuperar sentido y dirección, me está encharcando en el lodo del nunca acabar todo lo que debo.

Ayúdame a no ambicionar demasiado. Mi trabajo, mi familia, mis compromisos y mis necesidades son muchas. Dame la voluntad de cumplir con todas. No me permitas convertirte en mi orgullo. Mantenme en la tierra y sin sandalias, no vaya a ser que me acostumbre a la comodidad de renunciar a la simplicidad de vivir, en aras de un sentido que sea bello, pero no responda a la honradez de haceres cotidianos. Gracias mi Bien. Te amo con toda mi mente, mi corazón y mi alma. Te amo.   

Nota: La imagen de hoy se obtuvo del siguiente artículo, el cual recomiendo muchísimo. Explica diez o veinte veces mejor lo que es un individuo narcisista y una sociedad que se encamina a serlo a pasos agigantados: 


Dejo la biografía: Blanco, Juan M. (2018, Febrero). "El Narcisismo, una incontenible epidemia social". Disidentia, Pensar está de Moda. Tomada de: https://disidentia.com/narcisismo-incontenible-epidemia-social/

(1) Pérez Porto, Julian, y Gardey, Ana. (2014). "Definición de Individuo". Definición.com.  Tomado de: https://definicion.de/individuo/
(2) Seva de los Ríos, Cristina. (2015, julio 17). "¿Cómo son las personas narcisistas? (Trastorno narcisista de personalidad)". La Mente es Maravillosa. Tomada de: https://lamenteesmaravillosa.com/como-son-las-personas-narcisistas-trastorno-narcisista-de-personalidad/

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