“Si un hombre peca contra otro hombre, Dios hará de mediador, pero si uno peca contra Yavé, ¿quién intercederá por él?” 1 Sam 2, 25a
En el principio, Dios, al crear todo lo que es, “vio que era bueno”. Creer en Dios, afirmar a Dios, de alguna manera es creer que todo lo que ES,
es “bueno”. Y hay muchas razones para no creerlo. Pero, créelo. Todo tiene su lado bueno.
No te quiero decir que hay que encontrarle el
lado positivo a las cosas. En lo personal cualquier frase que tenga la palabra “positivo”
me repele. He sido juzgada “negativa” demasiadas veces. Es natural que sienta aversión
por la palabra “positivo”. A mí me gusta usar la palabra “bueno”, y siempre la
relaciono con lo verdadero y bello. Si algo es bueno, tiene que ser verdadero y
bello. Si no es las tres cosas, “no es de Dios”, como suele decirse.
Y aceptar el SER implica eso: reconocer lo
bueno, lo verdadero y lo bello de todo y en todo. Aún cuando sea difícil
encontrarlo, está ahí, y a veces no es tan obvio como algo “positivo”. A veces
lo “positivo” es una mentira y sólo está decorado. Pero lo que es bueno, puede
no ser bonito, pero es verdad y toda verdad es bella. Además, la verdad nos hace
libres. Nada más bello y bueno que eso.
Jesús, abre nuestros ojos a la bondad, la
verdad y la belleza del Ser, de todo lo que es y somos. Sabemos muy bien que el
error es inevitable y que pecaremos, siempre tendremos defectos y siempre
cometeremos atrocidades, pero incluso en lo que no es perfecto, la verdad, la
bondad y la belleza se encuentra presente, así que abre nuestros ojos y nuestra
voluntad a eso precisamente, para que a fuerza de vivir bajo la verdad de la existencia
que Eres, logremos encontrar un sentido mayor, una identidad real y una belleza
latente. Te lo pedimos en el nombre del Padre (lo Bueno), el hijo (lo Verdadero)
y el Espíritu Santo (lo Bello). Amén.
Foto
tomada de: https://funnyjunk.com/Ugly+duckling/funny-pictures/5319293/
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