sábado, 7 de julio de 2018

¿Justicia ciega?

 
"Los israelitas clamaron a Yavé y Yavé hizo que surgiera para ellos un salvador que los libró... [...] El Espíritu de Yavé se posó sobre él y se desempeñó como juez en Israel." Jue 3, 9a-10a

El clamor de los israelitas surgió después de que cayeron en manos del rey de Edom, y eso sucedió porque "se olvidaron de Yavé su Dios y sirvieron a los Baales y a llos Aserás (dioses ajenos)". El comentario de la Biblia Latinoamericana (2005 y 1972) nos dice: "Siempre en la Biblia se juega con esta palabra: quien sirve a un falso dios por voluntad propia, será esclavo contra su propia voluntad." 

Jesús, son tantos nuestros dioses falsos: el dinero, la posición social, el poder, son de los más mencionados. Pero hay muchos dioses a los que les damos poder: la arrogancia, el antojo, la flojera, el desinterés, la excusa, la ignorancia, en fin. Todo aquello que nos somete, nos distrae, nos anestesia, nos da la sensación de que "hacemos lo que se puede", es un dios falso al que le estamos dando poder. Tú conoces bien todas estas excusas. Libéranos de ellas, por favor. 

Permite que tu Espíritu se apodere de nuestra voluntad a fuerza de conocerte, amarte, admirarte, establecer una relación contigo. Tu nos conoces y sabes que la liberación no se da de golpe. Implica una constante disposición a tomar conciencia de nosotros y nuestro entorno. Implica tener el valor de enfrentar la verdad. Significa, no descubrir sentidos hechos y dictados por otros, sino descubrirte en nuestra humanidad y darle un sentido personal a nuestros actos, un sentido comprometido contigo, con nosotros mismos y con nuestro entorno. 

Permite que tu Espíritu recorra nuestro ser y lo revele. Enciende tu luz en nuestra alma y anima a nuestro ser a colocar esa luz sobre la mesa, y no esconderla debajo para que nadie la vea. Sí, seguramente veremos muchas cosas tristes, feas, desagradables en nosotros mismos y en nuestra realidad. Pero ver es el primer paso hacia el cambio. Se dice que la justicia es ciega. Pero yo creo que no lo es. El mundo no es justo precisamente porque no nos atrevemos a abrir los ojos y vernos en nuestra crudeza y nuestra limitada verdad. Además de que la justicia por sí misma no existe. Es un intento nuestro, una construcción creada para brindar algo de paz en momentos de conflicto. Que sepamos trabajar para que nuestra justicia no sea ciega, sino consciente, abierta a las posibilidades del cambio, dispuesta a enfrentar la crudeza de una realidad que nos empeñamos en cubrir porque nadie quiere tener "la culpa", y en el afán de no ser culpables cerramos los ojos a nuestra responsabilidad. 

Gracias mi bien por tu Espíritu que se empeñó, y aún hoy insiste, en quitarnos las vendas para poder ver. Descubre mis ojos, los nuestros, porque como bien dice el dicho: de la vista nace el amor. Y yo quiero vivir enamorada de la faz de tu rostro. Te amo. 



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