“Por
su parte los hijos de Rubén y los hijos de Gad llamaron a ese altar «Testigo»,
porque dijeron: «Es testigo entre nosotros de que Yavé es Dios.» Jos 22, 34
Jesús,
¡cuánta importancia tiene el saber edificar “testigos” y alabar la presencia de
Dios entre nosotros! Los hijos de Rubén y Gad habían solicitado quedarse en las
tierras del otro lado del Jordán. Ellos no deseaban irse a tierra prometida
pues ya habían hecho su vida ahí en donde estaban y habían encontrado su
existir en la tierra que los acogió. Moisés no tuvo objeción, pero el trato (y
un trato se cumple) era que ayudarían a conquistar la tierra prometida y
volverían donde su familia después. Así lo hicieron. Honraron su palabra y, al
regresar, edificaron junto al Jordán un altar enorme. Los Israelitas se
enojaron creyendo que alababan a otros dioses, porque, pues, porque todo lo que
no hacemos “nosotros” lo creemos “ajeno” a “nosotros”. Así somos los seres
humanos: “territoriales” hasta con nuestras creencias, ideas, cultura, conocimiento,
en fin. Así que ya estaban dispuestos a hacerles la guerra y matar a sus
hermanos. Afortunadamente, primero hablaron con ellos. ¡Y, oh maravilla! Los
escucharon.
Los
hijos de Rubén y Gad les explicaron que ese altar era Testigo de que ellos
alababan a Yavé, Así, sus hijos (los de las doce tribus) no podrán decirle a
los nuestros (los de Rubén y Gad): “ustedes no tienen nada que ver con Yavé ni
con nosotros, pues viven del otro lado del Jordán”. Insisto, todo lo entendemos
mediante “territorios”. Pero ese altar, ese “testigo”, era una señal de que
Yavé es Dios para todos.
Jesús,
permítenos reconocer la “entrega” de otros a tu proyecto y nuestro crecimiento
como Iglesia (con mayúscula, es decir, la Iglesia Universal, la que acoge a la
humanidad en su totalidad, no es sus diferencias). Permítenos abrir nuestro
entendimiento y reconocer a tus “testigos” y los “testimonios” que ellos pueden
brindarnos de Ti. Ayúdanos a reconocerte en nuestros hermanos, en todos, no
sólo en los que comulgan con nuestra visión, nuestra tierra, nuestra cultura,
nuestro existir, nuestra visión de lo que Tú Eres.
Para
mí, por ejemplo, la ciencia construye todos los días “altares” de aproximación
al “Misterio”. Quizá ellos no lo llaman Dios, porque no comparten (al menos no
todos) la conceptualización de Dios como un ser todo poderoso e inteligente que
creó el universo. Pero todos los días trabajan para aproximarse al
descubrimiento y conocimiento “del Ser”, de todo lo que “Es”, de cómo es que
eso que “Es”. ¿Y quién es Dios sino “Yo Soy”, es decir, “El Ser”?
Pero
verán, no les toca a ellos reconocernos a nosotros los creyentes en Dios. Nos
toca a nosotros, pueblo de Israel, reconocer a nuestros hermanos, los
constructores de “Testigos” de la gloria y maravilla que “Es” todo lo que “Es”.
¡Y qué hermosos testigos son! ¡Cuánta pasión, dedicación, esfuerzo, paciencia,
detalle, deseo de hacer el bien, hay en su labor!
He
conocido a cristianos defensores de derechos humanos que, por ejemplo, no han
sido capaces ni de prestarme un baño para mi hija de, entonces, cinco años (se
sentía mal del estómago, acababa de vomitar en la calle, y yo quería limpiarla).
Así de “insensibles” podemos ser los “cristianos defensores de los derechos
humanos”. A esa misma persona la escuché, en otra ocasión, decir que los
científicos era fríos y calculadores. Yo fui periodista de ciencia en mi
juventud y puedo asegurar que no he conocido seres más “entregados” que los
científicos apasionados por su labor. Y no hay pasión que sea fría. El fuego del
Espíritu es lo que he visto en sus ojos y escuchado en sus palabras. Y si bien
no falta nunca la posibilidad de que te encuentres con un altanero que cree que
es la “neta del planeta”, les puedo asegurar que ninguno de ellos me negaría un
baño para una niña de cinco años. ¿Por qué? Porque saben reconocer la
“necesidad” humana, y no se andan con cuentos: el cuerpo es cuerpo, y hay que atenderlo.
Así
que, Jesús, Espíritu de Belleza, Verdad y Amor, Padre Bueno, seamos realmente hermanos
de nuestros hermanos y reconozcamos los muchos y muy diversos “testigos” de la
grandeza y maravilla del Misterio del Ser. Gracias mi Bien por tantos y tan
buenos hermanos. Te amo.
Foto tomada de “12
cosas que la ciencia no ha podido explicar”:
https://www.msn.com/es-cl/noticias/tecnologia/13-cosas-que-la-ciencia-no-ha-podido-explicar/ss-BBDlwy0#image=1
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