“Tomarán
el arca de Yavé y la pondrán en la carreta, y los objetos de oro que le
ofrecerán en reparación los pondrán en un cofre al lado del Arca, y dejarán que
se vaya. Miren entonces. Si el Arca se va a su país en dirección de Bet-Semés,
su Dios fue seguramente el que nos trajo estas plagas. Si no, sabremos que no
fue su mano la que nos castigó, sino que todo esto nos pasó por casualidad.” 1
Sam 6, 8-9
Así
que los filisteos se llevaron el Arca de Yavé, pero ciudad en la que llegaba,
ciudad en la que sus habitantes sufrían tumores. Así que decidieron regresar el
arca al pueblo de Israel. Pero había que asegurarse de que no fueran
casualidades, así que amarraron dos vacas a la carreta y dejaron que se fueran
solas. Como ya leímos, si solas se dirigían hacia un pueblo de Israel, fue Yavé
quien los castigo. Y según el resto del relato, así fue: la carreta llegó a
Bet-Semés donde ofrecieron a las vacas como holocausto e hicieron sacrificios.
Jesús,
es muy común creer que de alguna manera los males, las enfermedades, los
problemas, llegan como consecuencia, por no decir castigo, de nuestros
comportamientos. Si fumas, por ejemplo, es muy probable que tendrás cáncer o
algún mal del corazón. Si tomas, desarrollarás cirrosis hepática. Si comes
demasiados dulces y carbohidratos, desarrollarás diabetes. Si tu hijo es
grosero, difícil, es porque no haces nada por educarlo. Si tienes problemas
emocionales es porque te tomas demasiado en serio. Y claro, si está bajo
nuestro control, entonces lo que tenemos que hacer es tener “voluntad” de salir
adelante, de hacer sacrificios y dejar atrás los comportamientos
autodestructivos a los que nos aferramos. Si hacemos eso, mejoraremos. Incluso,
nos curaremos. Y todo eso es verdad, hasta cierto punto.
Porque
puedes tomarte todos los remedios, hacer todos los ejercicios, dejar todos los
vicios y, aun así, la enfermedad no cede. Incluso, puedes nunca haber fumado y
desarrollar cáncer de pulmón, por ejemplo.
Jesús,
ayúdanos a aceptar las cruces que nos tocan cargar, y no rechazarlas por verlas
como castigos. Ayúdanos a tomar control de todo lo que podamos controlar, y al
mismo tiempo, reconocer que no tenemos control de nada, y aceptar lo que venga,
como venga. Ayúdanos a vivir bajo la tensión de las contradicciones que somos,
con mala-buena cara, con malos-buenos ánimos, con dolor y tristeza y alegría y esfuerzo. Que
aprendamos a sumar, y no restemos nada. Porque somos todo lo que somos: bueno y malo. Y todo tiene su valor y belleza, su bondad y realidad. Que tengamos la capacidad de decirnos: “Estoy
mal y estoy bien porque sigo vivo y lo intento.” Que dejemos de culparte y
culparnos por lo que nos sucede. La vida es buena y es bella, y lo es cuando la
aceptamos en toda su verdad. Te amo.
Foto tomada de ¿En las vacaciones
nos
ponemos
más
enfermos?
Un interesante artículo de
El País: https://verne.elpais.com/verne/2016/07/28/articulo/1469704632_369711.html
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