“Amen
a Yavé su Dios, es vital para ustedes.” Jos 23, 11
Eres vital para mí y estoy muy agradecida de que así sea. Eres mi Bien, mi Dulzura, mis lágrimas y mis sonrisas. Eres el abrazo que doy y el que me guardo ante la negativa de ser recibido. Eres mi primer pensamiento y el último del día. Eres mi descanso, aún cuando descanso poco. Eres mi trabajo, incluso el que empiezo sin ganas y termino con un empeño que no sé de dónde viene, pero sé que Tú has puesto en mí. Eres la presencia silenciosa y constante, la mano que sostiene mi dolor y los brazos que me acogen en la derrota, en la exclusión y en la pena. Eres la alegría de una risa espontánea, de esas que los niños sueltan sin reparo, sin educación y con total honestidad. De esas que no importa lo inadecuadas que sean, nos contagian y hacen el día. Eres la comprensión que convierte cualquier error en un motivo para reírnos juntos y nos enseñan que no es tan trágico equivocarnos después de todo. Eres la exigencia con que alimento mi crecimiento, el hábito de leer y escribir, la necesidad de tomarme un respiro. Eres la paciencia que a veces pierdo y después lamento no haber tenido a la mano, consciente de que he recorrido el camino equivocado y tendré que volver donde Tú. Eres el perdón que necesito aprender a pedir, y el perdón que aún no he podido dar y que, incluso en esa imposibilidad, no recriminas ni acusas ni castigas. En cambio, tomas mi mano y me dices: «Mira, yo voy a perdonarlos por ti, y voy a recorrer el camino a tu lado hasta que estés preparada para hacerlo tú misma. Confía en mí.» Eres mi todo y sin ti no tendría sentido existir ni seguir intentándolo. Eres vital para mí, para todos nosotros. Lo sepamos o no: Eres Vida. Te amo.
Foto tomada de; https://www.publicdomainpictures.net/en/view-image.php?image=28888&picture=beauty-of-nature-17
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